Chiesa Matrice di Santa Eulalia (Treviso – Italia)

Aunque nos parezca mentira, a nuestro patrón también le rinden culto en un pueblo del norte de Italia, hablamos del municipio de Borso del Grappa en la provincia de Treviso, al norte de Venecia. Allí en el camino de acceso a la preciosa iglesia de Santa Eulalia encontramos una estatua de «San Bernardo di Alzira (o Poblet) Martire ». Pero lo mejor será que lo cuente Don Manuel Fabris, parroco de dicha iglesia y autor del libro publicado en 2016 «La Chiesa Matrice di Santa Eulalia di Mérida V.M.», quien en 2015 escribió el siguiente artículo que se incluyó en el anuario de ese año de la Archicofradía:

Iglesia de Santa Eulalia (Treviso-ITALIA)

Iglesia de Santa Eulalia.
La estatua a la izquierda del camino es la de San Bernardo

Para muchas personas o turistas la estatua de San Bernardo es confundida por San Domingo de Guzmán, tal vez por la figura del perro que se encuentra a sus pies… pero se trata de otro santo que no tuvo dudas en ofrecer su vida por la fe en Cristo: Bernardo de Alcira, mártir de la fe en el periodo de la dominación árabe en España.

Quien escribe es don Manuel Fabris, párroco de una pequeña parroquia en la región del Veneto, en el norte de Italia, que se encuentra entre el verde de las colinas del vino Prosecco a los pies de los Alpes. Una ciudad que lleva el nombre de otra grande santa española: Santa Eulalia.

En este antiguo centro de origen pre-romano que vio su máximo desarrollo urbano y administrativo durante la época del imperio de Roma, surge la más antigua Iglesia de la zona (Iglesia Matriz de 12 parroquias dependientes) que cuenta con más de 1400 años de historia y de una particularidad: en su territorio se veneran un gran número de santos españoles, que constituyen un «unicum» en el norte de la península italiana.

El verano pasado ordenando el archivo parroquial, me vino entre las manos un pequeño libro que contenía un Triduo a San Bernardo de Poblet mártir, escrito en 1916 por Don Sante Piva, Arcipreste de Santa Eulalia en el periodo de la Primera Guerra Mundial.

Esto hizo que se encendiera en mí el deseo de conocer mejor este santo, celebrado en la parroquia cada año el 21 de agosto, pero tal vez recordado sólo por los más ancianos de la localidad.

Por lo cual en octubre del año pasado fui en España en busca de informaciones sobre estas figuras de santidad en vista de una publicación que se imprimirá en ocasión del bicentenario de la consagración de la última Iglesia Matriz (la tercera en orden de construcción) el próximo año 2016.

La pregunta que me llevó a vuestra ciudad de Alcira fue: ¿Cómo llegó el culto de san Bernardo entre nosotros?

Su veneración fue introducida en nuestra comunidad por un sacerdote español de nombre Don Carlos Rodríguez que fue Arcipreste de Santa Eulalia en el siglo XVII por más de 40 años.

Don Sante Piva, en el libro antes citado, hace referencia de algunos manuscritos que desafortunadamente el Archivo ya no conserva; los cuales citan este Santo y de su relación con Don Rodríguez.

De hecho es importante notar una singular coincidencia: Don Rodríguez tuvo su formación en uno de los más prestigiosos monasterios de Cataluña: el monasterio cisterciense de S. María de Poblet, el mismo que acogió a San Bernardo como monje y en el cual su culto es celebrado con rito propio.

Nada nos impide de pensar que Don Rodríguez trajo consigo, desde el tiempo de su formación, la veneración a este santo, visto que ejerciera su ministerio en territorio veneciano y ,como bien sabemos, Venecia (unida a la flota española) tuvo un rol determinante en la batalla de Lepanto del 1571, que detuvo la amenazadora invasión turca en Europa.

Bernardo mártir desde este punto de vista representa la «resistencia» de la fe cristiana en contra de aquella musulmán, tema en auge en la sociedad veneciana del siglo XVII, tanto que en la misma ciudad de Venecia se difundió una manera de decir: «cani ai mori» (trad. «perros a los moros»). Gracias a Dios estas expresiones mediavales fueron superadas. Hay que hablar de amor, misericordia, perdón, hermandad y respeto a la persona sin distinción de raza, color, ideología ni creencias.

Estatua de San Bernardo en el exterior de la iglesia de Santa Eulalia

San Bernardo en el exterior de la iglesia de Santa Eulalia.
Obra del escultor Orazio Marinali. Finales del siglo XVII.

De aquí se entiende por lo tanto la presencia de la figura del perro en nuestra estatua: es la imagen del hermano Almanzor (el fraticida), representado en modo despreciativo a los pies de San Bernardo en la figura de un perro que ataca.

Además, Don Sante Piva nos confirma que la imagen proviene del Altar Mayor de la segunda Iglesia Matriz, que se derrumbó a causa de un terremoto en 1697, situada ahora en la parte izquierda al externo de la Iglesia.

En su descripción el Arcipreste subraya un particular singular: «es representado con un clavo unido a la palma del martirio en la mano derecha, hoy brutalmente agredida por un golpe de artillería y conservada en la canónica (=casa parroquial, en italiano) en espera de tiempos mejores » (estuvimos en el pleno furor de la Primera Guerra Mundial).

Dicha mano está desaparecida… con otros antiguos documentos (entre los cuales los escritos autógrafos de Don Rodríguez), tal vez a causa de los saqueos que recibió la parroquia tanto durante la Primera como en la Segunda Guerra Mundial. Pero el hecho que los signos sean la «palma» y el «clavo» nos aseguran que se trate de San Bernardo.

Nuestra imagen además presenta otra singularidad: en la cintura lleva un «rosario»… también esto podría confundirlo con San Domingo, pero este rosario es particular. Un atento observador notará que el «rosario» es en realidad un «tasbeeh» (el rosario musulmán breve, con 34 perlas), pero con el crucifijo. Estamos enfrente a una extraordinaria «historia de conversión» tratada en imágenes: el paso de la fe musulmán (el tasbeeh) a aquella cristiana (la cruz). Bajo la cruz encontramos una medalla que tiene escrita dos letras «H» y «B»; el nombre antes y después de la conversión: H-amed y B-ernardo.

El deseo que les hago es que pueda crecer la comunión espiritual también entre nuestras comunidades parroquiales, unidas por la común devoción de esta figura extraordinaria de hombre y santo, actual también hoy, tiempo en el cual ser cristiano se está volviendo peligroso, basta sólo pensar a cuantos de nuestros hermanos continúan a ofrecer su sangre por no traicionar a nuestro Señor Jesucristo.

El culto a San Bernardo, unido a aquello de la titular Santa Eulalia, ambos mártires de la tierra Ibérica, hacen surgir muchas preguntas, antes que nada: ¿Cómo se desarrolló el culto a estos santos entre nosotros en Italia? Es lo que buscaremos de descubrir, aunque si fuera sólo a nivel de hipótesis, en la publicación del bicentenario.

Mientras tanto dejamos espacio a la búsqueda y investigación.

Don Manuel Fabris.



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