Las pinturas murales de Salvador Gil en el templo de Santa Catalina de Alzira

Pinturas de Salvador Gil en la bóveda de Santa Catalina de Alzira (Valencia)

José Palacios Boquera, infatigable presidente de la Archicofradía de los Santos Patronos Bernardo, María y Gracia, me ha solicitado una colaboración en «Màrtirs». Me propongo sintetizar en este artículo algunas noticias referentes a las pinturas bernardinas que Salvador Gil plasmara en las techumbres de santa Catalina. Poco hay de novedoso en este artículo. A las noticias que he publicado con antelación[1], añado, algunos aspectos de la biografía artística de Salvador Gil. Estos, me han sido aportados por Agustín Ferrer Clari y proceden de la hemeroteca del MUMA.

Señala Aureliano Lairón[2] que entre los días 12 y 13 de mayo de 1936, grupos de incontrolados, prendieron fuego entre otros inmuebles religiosos a la iglesia de Santa Catalina. La llamas arruinaron las pinturas de la cúpula del templo pintada por el alcireño Tomás Parra Albentosa.

Esta cúpula fue alzada sobre el antiguo cementerio parroquial , siendo intervenida, al amenazar ruina en 1876. Concluida la contienda fratricida, señala Alfonso Rovira[3] que el maestro en obras José Parra Redal había realizado el saneamiento y enfoscado de los muros y que en 1946, don Antonio Sánchis Castellano, se propuso recuperar la prestancia del templo. Encomendó estos trabajos a Salvador Gil.

Salvador Gil Camarena

A uno de los artículos remitidos por Agustín Ferrer corresponde a la nota biográfica del autor de las pinturas murales. En este, Felipe Ferrer Serer[4], a través de las conversaciones mantenidas con el hijo del pintor aporta noticias de su progenitor. Salvador Gil Camarena nació en Ondara(Alicante) el 13 de enero de 1973 [Ver nota E1 y comentarios]. Hijo del pintor artesano Salvador Gil Femenía, quedó huérfano a los 15 años, continuando los trabajos que acostumbraba realizar su padre en su taller ubicado en la calle Libertad 8 de Valencia. La guerra civil interrumpió su formación en la Escuela superior de Bellas Artes. Concluida esta, alcanzó la titulación de profesor de pintura y dibujo.

Respecto a su técnica apunta Ferrer Serer que tenía «un esmerado dibujo, sobrio color y pincelada certera». La mayor parte de su composiciones correspondieron a copias de diferentes maestros, especializándose el reproducir la última Cena de Juan de Juanes.

Ferrer Serer enumera en su interesante artículo estas pinturas localizadas en diferentes localidades valencias:

• Iglesia de Los Ángeles (Vall de Uxó. Castellón). Destacan los cuatro evangelistas en el crucero.
• Iglesia de Benaguacil. Dos lienzos alegóricos al hallazgo de la Virgen de Montiel y su entronización. Lienzos y decoración del altar mayor.
• Iglesia de santa Catalina de Alzira, su trabajo de más envergadura. Cúpula y bóvedas.
• Parroquia de Llombai. Cuadros referentes a la vida del santo duque y marqués de esa población.
• Pinturas varias en estas localidades: Algina de Alfara, Algar del Palancia, Alcublas, Lliria, Catadau, Benimodo, Sollana, Guadassuar, Benimuslém, Aielo de Malferit, Beniarrés, Alcoi, Bañeres, Bellreguard, Alquería de la Comtessa, Font de én Carrós, Oliva, Gata de Gorgos, Rafol de Almunia…

Dada la amplia nómina de obras y su localización, interesaría profundizar en su estudio. Lamentablemente este prolífico autor, artífice de la restauración en tantos templos valencianos, apenas se le menciona en las catalogaciones.

Resulta curioso señalar que Salvador Gil contrajo matrimonio a sus 28 años con la alcireña Bernarda Pascual Carrió. De este enlace nacieron tres hijos: Salvador, Juan José y María Bernarda. La salud del pintor fue precaria. A sus 33 años, mientras pintaba la cúpula en Alzira, sufrió una leve embolia que se repitió cinco años después. A sus 47 años, padeció una fuerte hemiplejía, que mermó sus facultades. Falleció el 19 de enero de 1973.

La cúpula y las bóvedas con iconografía bernardinas

Respecto a la génesis de estas pinturas Inmaculada Ferragut Iñigo realizó un documentado trabajo[5], lamento tenerlo traspapelado. En este estudio menciona Ferragut la colaboración en estas pinturas de Juan Cabanes y Francisco López Pardo. A estos artífices añade Alfonso Rovira el nombre de Francisco Goig del Poyo, quien colabora en el encolado de las paredes y otras tareas secundarias dada su temprana edad de 14 años.

Espectacular, pese al deterioro que desde hace años presenta la pintura, resulta la cúpula, presumiblemente plasmada directamente sobre el revoque. En lugar destacado de la Gloria destacan las figuras de los hermanos mártires Bernardo, María y Gracia.

Mejor estado de conservación – tal vez al ser pintadas al óleo sobre lienzos adheridos a las bóvedas- muestran las tres escenas referentes a la hagiografía Bernardina.

Segunda escena

En la primera, la más cercana al retablo neobarroco que cobija las reliquias de los mártires, se escenifica a Hammad ben Almansur, quien perdido en los bosques de Prades, al escuchar los cánticos de los monjes cistercienses, se aproxima al monasterio de Santa María de Poblet.

La segunda escena muestra a fray Bernardo y sus hermanas María y Gracia, Estos salen de la espesura de los ribazos y se aproximan al río Júcar, donde debería aguardarle una embarcación que les permitiese su huida.

Tercera escena

El trágico desenlace se muestra en la tercera escena. Al ser descubiertos por sus perseguidores, alertados tal vez por el barquero, son detenidos y ejecutados. Fray Bernat morirá, trepanada su frente por un descomunal clavo, sus hermanas, serán degolladas.

Salvador Gil, incurre en la ambientación espacial de las tres secuencias, en anacronismo históricos. Encomiable esfuerzo pictórico.

Bernardo Montagud Piera

(Artículo publicado en el anuario 2016 de la Archicofradía de los Santos Patronos)