300 años de historia de los casalicios del puente de San Bernardo (1717-2017)

Uno de los monumentos más emblemáticos y significativos de Alzira es sin duda el que conforman los dos Casalicios del desaparecido Puente de San Bernardo, catalogados como Bien de Relevancia Local e incluidos en la declaración de Bien de Interés Cultural del conjunto histórico de la Villa.

Grabado de principios del siglo XIX. Se aprecia la destrucción parcial del puente realizada por las tropas napoleónicas.

Grabado de principios del siglo XIX. Se aprecia la destrucción parcial del puente realizada por las tropas napoleónicas.

El apreciado Puente de San Bernardo era anteriormente conocido como el Puente de San Agustín, porque era el que comunicaba la Villa con el arrabal de San Agustín, adoptando el nombre de Puente de San Bernardo al ubicarse en el año 1717, encima de los dos vierteaguas centrales, los dos casalicios, uno dedicado a san Bernardo y los patrones menores, San Agustín, San Gregorio, San Silvestre y el Ángel custodio, y el otro a las hermanas santas María y Gracia, junto con las advocaciones de santa Catalina, santa Lucía, santa Bárbara y la Inmaculada. De este modo, todo lo que entraba en la población o salía, lo hacía con la protección de los Santos Patrones, de ahí la tendencia popular de tocar las lápidas votivas y encomiar a su protección.

La desaparición del puente

Durante 249 años estuvieron presidiendo el magnífico puente de piedra, hasta que en 1966 se desmontó para completar el desafortunado proyecto de relleno del lecho del río Júcar con el fin de evitar las inundaciones, por lo que el solar resultante fue ocupando por la actual avenida Santos Patronos delimitada por los desproporcionados inmuebles, y convirtiéndose en la nueva imagen de la moderna y próspera ciudad. El 21 de julio de 1967, pronto se cumplirán los 50 años, se inauguraba la nueva arteria, que se convertía de la noche a la mañana en el principal eje viario de Alzira. El puente sufrió la rotura y el derribo del arco mayor; la mutilación y traslado en medio de la vía de los casalicios, además del soterramiento bajo los escombros y el asfalto de las, ya en ese momento que no antes, ruinas del centenario puente. Gracias al magnífico reportaje fotográfico de Alfonso Rovira se puede seguir con detalle el proceso de destrucción del Puente de San Bernardo, junto con el relleno de los cauces de los ríos Júcar y Barxeta.

Los casalicios en mitad de la avenida a finales del siglo XX

Los casalicios en mitad de la avenida a finales del siglo XX

La supresión y relleno del cauce del Júcar, sólo afectó las aguas superficiales, ya que las subterráneas continúan pasando por su canal natural, y provocan algunos derrumbes, en el pavimentado de las edificaciones. El caso más evidente fue la falsa cimentación de los casalicios, los cuales al ser desmembrados de las bases donde descansaban, se levantaron descontextualizados y despersonalizados, encima de una placa transversal al puente. Al asentarse los rellenos, a un lado y otro del puente, éste hizo a modo de cuchillo, rompiendo el basamento sobre el que se habían montado. Los casalicios iniciaron un proceso de desplome hacia los flancos exteriores, cada vez más alarmante, amenazando caer. Situación que se agravaba continuamente al soportar la presión del tráfico rodado.

La alarmante situación se alargaba. En parte era un reto ofrecer soluciones viables, técnica y económicamente. Por un lado actuar sobre la frágil estructura del monumento, caracterizado por un casetón triangular encima de los tres pilares, y por otra por la enorme dificultad de intervenir en un medio hostil, como era la arteria de mayor tráfico; así como la de más comercios y viviendas concentradas de toda la ciudad.

La restauración de los casalicios en el siglo XXI

Consciente no sólo del valor monumental de los casalicios, sino también del significado histórico, como parte de nuestra memoria cultural y de la personalidad alzireña, se solicitó a la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano de la Conselleria de Cultura y Deporte la colaboración en la solución y reparación de los daños estructurales que le afectaban. Como resultado de las gestiones, el 31 de marzo de 2004 comenzaron los trabajos de desmontaje, la primera parte de los cuales consistió en retirar las imágenes, tarea encomendada por 23.753 € a Estudios Técnicos de la Conservación, ESTECO, que las limpió por láser, reintegró los rotos y los faltantes pétreos. La segunda intervención se centró en la estructura arquitectónica. La complejidad de los trabajos requirieron un estudio de la parte monumental que se aprecia en el exterior, y de la enterrada bajo el asfalto, para poder plantear soluciones factibles, que resolvieron definitivamente la falta de estabilidad. El proyecto lo redactó el arquitecto Antonio Inglés y la obra fue adjudicada por 256.192’21 € a Estudios Método de la Restauración – EMR. En agosto de 2006 se iniciaron las obras de desmontaje coordinadas por quien suscribe, y se descubrieron en las excavaciones los vierteaguas donde se creía oportuno volver a montar casalicios. El hecho de encontrarse desplazados a un lado de la avenida supuso la modificación del proyecto y se contempló la posibilidad de recuperar su imagen al desenterrar parte de la estructura, y restituir algunas piedras sillares del tabique, contextualizándolo parcialmente. El Ayuntamiento aprobó la sustitución de la estatua de la Virgen, esculpida por Leonardo Borrás, que presidía el Casalicio de San Bernardo desde los años 40, por la figura del Ángel Custodio, protector de las villas reales que en origen se encontraban.

Trabajos durante el montaje

Trabajos de montaje en el siglo XXI

La restauración de los casalicios supuso un delicado proyecto en el que se compagina la restitución del bien en el lugar original, y su reintegración en el espacio urbano, no exento de dificultades. Al complicado trabajo de desmontaje de un monumento tan castigado por el tiempo; añadían circunstancias como las inundaciones; la Guerra Civil; la restauración de los años cuarenta; el traslado de 1966 y 1967 … a las que se añadió la dificultad de compaginar las obras evitando obstaculizar, o al menos causar el menor malestar, en la vida diaria de la ciudad, la circulación de vehículos, de transeúntes, las viviendas y comercios del entorno, y la gran cantidad de actos públicos que de costumbre, pasaban por este punto concreto. Situación agravada, durante las excavaciones, con una numerosa instalación de servicios en tan reducido espacio (telefonía, Gas Natural, Ono, alumbrado público, semáforos, aguas potables …) lo que supuso un considerable reto para, sin interrumpir los servicios, poder trasladar y actualizar las diferentes redes y canalizaciones y modificar en diferentes ocasiones el planteamiento inicial, los presupuestos y los plazos de ejecución. Se descartó descubrir y dejar a la luz más fachada del puente ante el poco espacio disponible y la cantidad de instalaciones.

Foto del puente. Primera mitad del siglo XX

Primera mitad del siglo XX

Es va aconseguir que es dignificara, no sense esforç, ja que es van superar tot un rosari de dificultats tècniques, econòmiques, socials i inclús culturals, per a poder adequar les obres, introduir millores i integrar un dels monuments més emblemàtics de la nostra ciutat, i d’esta manera fer passar al record el mal estat de les imatges i l’amenaça de col·lapse. El 14 de desembre de 2007 es va inaugurar la reforma y a estas alturas ja no pensem en l’estètica ubicació al mig de l’avinguda sinó que els vegem on correspon, intuint que baix d’estos descansen, tal vegada esperant temps millors per a tornar a veure la llum, les despulles del pont.

Se logró que se dignificara, no sin esfuerzo, ya que se superaron todo un rosario de dificultades técnicas, económicas, sociales e incluso culturales, para poder adecuar las obras, introducir mejoras e integrar uno de los monumentos más emblemáticos de nuestra ciudad, y de esta manera hacer pasar al recuerdo el mal estado de las imágenes y la amenaza de colapso. El 14 de diciembre de 2007 se inauguró la reforma y a estas alturas ya no pensamos en la estética ubicación en medio de la avenida sino que los veamos donde corresponde, intuyendo que bajo de éstos descansan, tal vez esperando tiempos mejores para volver a ver la luz, los restos del puente.

La Concejalía de Patrimonio Cultural y Turismo, dentro de la campaña de señalización de los monumentos llevada desde el MUMA, ha instalado un “Infomon” explicativo para ampliar la información del monumento.

Los Casalicios forman parte de nuestro paisaje urbano, de nuestra historia y tradición, y son el referente visible del puente de San Bernardo, que fue la clave de la Ribera ya que era el nexo entre dos extensos territorios al norte y al sur del río Júcar y por tanto, seña de identidad de los alzireños y de la Ribera del Júcar. Les deseamos muchos siglos más de vida como singular referencia cultural de nuestra ciudad y de la comarca.

Agustín Ferrer Clari
Director del MUMA (Museo Municipal de Alzira)

2017

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