Al lo largo de su historia los habitantes de Alzira han aclamado a Dios a través de los santos y de la Virgen en momentos de peligro y angustia pidiendo el auxilio divino.

Son muchos los documentos del Archivo Municipal que nos dan cuenta de situaciones difíciles: riadas, terremotos, epidemias, plagas (como la de la langosta de 1756 de la que ya di noticia en uno de los anuarios de la Pontificia Archicofradía de los Santos Patronos), etc … en la que nuestros antepasados ​​tuvieron necesidad de aclamar a sus protectores.

Epidèmia de còlera

Pondré como ejemplo de lo que señale que en 1396 la ciudad votó una fiesta en honor de la Virgen de la Esperanza «por la especial gracia y misericordia y que nuestro Salvador Jesucristo ha hecho a este pueblo en el gran y terrible peligro que ha estado por el terremoto del día de la Expectación de la bienaventurada Virgen María», que en 1571 la ciudad aclamaba a San Gregorio, el día de su festividad, ante la amenaza de una furiosa avenida del río, cuyas aguas «Milagrosamente se volvieron a su cauce» y que por eso se edificó sobre el puente de Santa María una ermita dedicada al santo taumaturgo o como en 1756, tal como he referido, los santos Bernardo, María y Gracia fueron obsequiados con motivo de la plaga ya citada.

En esta ocasión quiero dar cuenta de una epidemia de cólera morbo, que procedente de Asia, concretamente de la India, azotó el territorio valenciano en 1834 y que sólo en la ciudad de Valencia produjo 4.245 muertos.

Campaña de vacunación del Dr.Ferrán en Alcira 1884

Campaña de vacunación del Dr.Ferrán en Alcira,
pero en este caso era 50 años después, en 1884

En la península Ibérica esa dolencia endémica entró por Vigo el enero de 1833, donde llegó desde los puertos portugueses. El verano de ese mismo año apareció otro foco en Andalucía, que remitió con los rigores del invierno. El asalto definitivo se dió durante el año 1834. Hasta mayo se mantuvo estable en el sur, pero con los primeros calores su avance se hizo incontenible y así llegó a Valencia. Entre septiembre y octubre de ese año hizo mucho mal y no desapareció completamente hasta finales de 1835.

En Valencia se hicieron rogativas y procesiones a la Virgen de los Desamparados, que fue conducida desde su capilla hasta la iglesia del Salvador. Al acabar la epidemia se organizaron en el Cap i Casal grandes fiestas en acción de gracias.

Una cosa parecida ocurrió a la villa de Alzira. Y de esto no hablaré yo, sino el documento que a continuación transcribo que se localiza en el Libro de Actas Municipales de 1835, folio 7 v, que se custodia en el Archivo Municipal y dice así:

«En Alcira, a veinte de julio de mil ochocientos treinta y cinco, reunidos en la Sala Capitular, en Ayuntamiento Ordinario, los señores Governador, Presidente y demás componentes, que abajo firman los que saben, dixeron: En el año anterior, cuando esta villa se hallaba atacada en la enfermedad del cólera, por cuya razón trasladaron desde el Convento de San Bernardo a esta Parroquia a nuestro padre San Bernardo, mártir, y a Nuestra Señora del Lluch, de su hermita de San Salvador, prometiendo que, cesando dicha enfermedad, se volverían a sus respectivas yglesias y se harían solemnes fiestas en acción de gracias; habiendo experimentado esta villa los ausilios de su protección y pareciendo justo obsequiar a dichos Patronos en cuanto sea posible, con lo cual están amantes todos los habitantes de este villa, determinaron que los días veinte y tres, veinte y cuatro y veinte y cinco del próximo Julio, se solemnicen haciendo solemnes fiestas en obsequio de dichos Patronos, y para suplir los gastos que puedan sobrevenir, se salga por el pueblo a pedir aquella cantidad que voluntariamente quiera señalar cada vecino. Así lo resolvieron y firmaron los que saben de dichos señores. Doy fe.»

En relación con el documento en cuestión solamente unos apuntes:

  • Que el cólera hizo acto de aparición en la villa en 1834.
  • Que ese año fueron trasladados a la iglesia de Santa Catalina desde su convento, regido por los padres trinitarios, la imagén-relicario de San Bernardo, y desde la ermita del Salvador, la Virgen del Lluch.
  • Que ambas imágenes -la de San Bernardo y la de la Virgen del Lluch– permanecieron en el principal templo de la villa durante un buen espacio de tiempo, que no podemos precisar con exactitud, pero que fue de más de medio año.
  • Que en agradecimiento por haber experimentado la villa los auxilios de su protección, las autoridades acordaron, por parecerles justo, «obsequiar a dichos Patronos» con unas fiestas que tuvieron lugar entre el 23 y el 25 de julio del siguiente año.
  • Que todo esto hace ahora 183 años.

Mirando atrás llama la atención que los alzireños no se encomendaran a San Roque (Sant Roc), tradicional protector contra la peste. En Alzira desde el siglo XVI hay una calle dedicada al santo nacido en Montpellier (Francia). Nuestro pueblo sufrió la peste, según refiere el archivero Vicente Pelufo Corts, al menos en 1421, 1429, 1438, 1459, 1474, 1477 y 1523. Probablemente, a raíz de una de esas pestes y después de encomendarse la población al santo y recibir su protección, se le dedicó la ermita y con esta la calle. En 1834 las alzireñas y los alzireños no invocaron a Sant Roc, lo hicieron a quienes, sin duda, centraban por aquellas fechas su devoción, a sus patrones: San Bernardo y la Virgen del Lluch. Y no lo digo yo, que también. Lo dicen los documentos.

Aureliano J. Lairón Pla – Cronista Oficial de Alzira

(Artículo publicado en el anuario 2018 de la Archicofradía de los Santos Patronos)
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